Con la victoria de Lula da Silva en Brasil, hoy los seis países líderes en términos estratégicos de Latinoamérica están bajo la dirección de gobiernos de izquierda.
Argentina, Chile, Colombia, Perú, México y ahora Brasil, tiene un origen y un futuro que sobrepasa a cada uno de estos países. Aparecen desafíos que merecen una análisis especial por los programas de transformación que cada uno de ellos ha puesto o pondrá en marcha y tendrán impactos no solo al interior del país sino en el mundo.
El origen
2019 fue el año que allanó el camino por las movilizaciones ciudadanas que vivieron algunos países de América Latina. Movimientos de protesta masivos que mostraron las razones de fondo para hacer visible el malestar de unas sociedades cada vez más desiguales y desestructuradas.
El apoyo electoral a partidos de izquierda ha sido una consecuencia natural de esas convulsiones, pero lleva en su interior la exigencia de cambios profundos. Por eso se ha dado el protagonismo a la izquierda, con la esperanza de que esta no produzca una frustración.
Los desafíos
Es una ocasión única para que las fuerzas de izquierda latinoamericanas puedan ser percibidas como un único sujeto político más moderado que lo que plantearon como Revolución Bolivariana. Sin embargo, nuestro continente no es homogéneo. Cada país tiene unas condiciones diferentes para tomar medidas políticas. Pero el principal desafío es la protección de la institucionalidad. Nuestros países aún no han conseguido un nivel suficiente de estabilidad y de solidez institucional para llevar a a cabo sus políticas transformadores sin que peligre la democracia. Sin embargo, no podrán dejar de lado la integración política y económica; la institucionalidad; el crecimiento sostenible; los sistemas tributarios progresivos; lucha contra la desigualdad el hambre y la seguridad serán temas en los que se debe poner el foco.
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